lunes, 14 de julio de 2008

San Fermín es un recuerdo

La foto está tomada tras el último encierro. Es de Eduardo Buxens.


Artículo publicado hoy en Diario de Navarra

San Fermín es un recuerdo. Estoy por pensar que los 9 días pasados son una especie de sueño, o de pesadilla para algunos. Vivimos las fiestas creando momentos, organizando situaciones y sensaciones que nos duren todo el año para volver a recrearlas tantas veces como queramos durante los siguientes 12 meses. Es como si no creyéramos que lo que pasamos es cierto y fuera necesario almacenar los instantes que deseábamos haber vivido. A punto de echar la persiana yo ya tengo mis recuerdos bien guardados para activarlos cuando sea necesario. Me quedo, un año más, con el olor del chupinazo, mezcla de sudor y cava barato. Los empujones del Riau-riau, el estruendo de los fuegos, las crines de las mulillas, los resbalones por los orines y las vomitonas traicioneras en cualquier rincón del suelo, el guiri que te pregunta dónde comienza el encierro, las chispas y la pólvora del torico de fuego, la jota de Mari Cruz Corral que hizo a San Fermín llorar, los vergazos sin piedad de Coletas o Patata, el sonido de las gaitas y los txistus en la plaza, el peligro de los cristales rotos esparcidos por el suelo, el cencerro de los mansos cuando suben por la noche acompañando a los toros, las chistorras y salchichas cocinadas en hornillos en mitad de cualquier calle, el vapor que se desprende del techo en algunos bares, el sonido de clarines cuando se cambia de tercio, las rancheras del Muthiko en los dos últimos toros, el lamento de Joselillo incapaz de matar al sexto, el olor a caramelo en los puestos de las barracas, las pisadas de los toros cuando salen al encierro, la canción de Barricada en la peña Rochapea, el sablazo por dos pinchos y una caña cuando vas al apartado, los momentos de tensión de pastores y dobladores, el emocionado encuentro con el santo, la dianas por la calle Mercaderes, el adiós de Pepín Liria, el torazo de Dolores (el segundo) lidiado bajo la lluvia, la barbacoa y la salsa del amigo Georgie Dann y el chorizo parrillero que cocinó en un momento, el cansancio acumulado por robar horas al sueño, el chocolate con churros que entra tan bien después del encierro, los patas que saltan al ruedo casi todas las mañanas, las gafas de lucecicas o los sombreros de paja.
Hoy no me resistiré a desanudarme el pañuelo. Aunque todo esto se acabe, lo tengo ya bien archivado. Porque San Fermín es un recuerdo. Y yo ya tengo bastantes.

2 comentarios:

  1. Es una lastima que ya hayan terminado, aun queda mono por el sanfermin y ya solamente por opiniones o fotos podremos irlo salvando.
    Este año ha sido especial, un amigo me lo ha retransmitido desde alli...
    Sin duda el año que viene voy!

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  2. Grandeeeee el artículo...!!!
    Sólo nos queda un año, si esperamos más de 40 para ganar la eurocopa, malo sea que no aguantemos un año de espera hasta sanfermín...

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