Después de años de insultos y calumnias, arropados y apoyados incluso por empresas de Pamplona, los chicos del Peta, más bien del Teta, no volverán a Pamplona. No les echaremos de menos. Engaños mil: varas eléctricas en el encierro, toros que llegan a la plaza con los huesos rotos y público amenazante gritando en los corrales a los animales. Es el encierro según los chicos del despelote. Todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión y Pamplona ha dado ejemplo de ello. En pocos lugares del mundo permitirían manifestaciones en contra de su principal fiesta unas horas antes de su arranque. Han utilizado el cariz internacional de los Sanfermines para su propio beneficio. Lo que no se puede consentir son los engaños y manipulaciones constantes que han tratado de utilizar. “Los encierros estaban prohibidos hasta hace poco, pero el Ayuntamiento de Pamplona los recuperó recientemente”, dijo uno de los activistas a quien escribe cuando se hizo pasar por un desinformado en uno de sus actos. Trataron de colarme todas las mentiras que pudieron. Pobricos. Hasta nunca.
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