La Casa de Misericordia, en una vista desde la calle Esquíroz.
Recién pasado el 2 de enero, voy a decir una cosa. Y Ya la dijo hace unos meses Ignacio Cía. Quizá pasó desapercibida, y quizá para muchos resultó fuera de tono, arrogante e incluso desafortunada. "Los Sanfermines no serían lo mismo sin la Casa de Misericordia", aseguró el ex director de la institución. Aunque podría haber ido más allá. Los Sanfermines hace tiempo que hubieran desaparecido sin la Meca. Exactamente desde el año 1920, cuando nadie quiso hacerse cargo de la construcción de una nueva plaza de toros y fue la Meca la que inauguró en 1922 el actual coso taurino. Y han sido 87 años agraciados para Pamplona, básicamente porque desde entonces el consistorio se despreocupó del alma de las fiestas: toros, encierros y corridas han ido a cargo de la institución. Desde 1959 en forma de Feria del Toro, genial invento que, además, colocó Pamplona en lo alto del escalafón. Toro serio, grande, de muchos pitones, el toro de Pamplona, dicen por ahí. Piensen en la Feria del Toro gestionada por cualquier empresa. La Meca reinvierte los beneficios, que hay que tenerlos, en sus más de 550 residentes. No hace falta sólo conformar al aficionado, sino que los números tienen que cuadrar para que no falte calefacción y comida en la residencia, entre otras cosas. Por si alguno anda despistado, los primeros abuelos en entrar a la Meca son los que menos tienen, tanto en dinero como en cariño. En la Meca se pulen 11,2 millones de euros al año y dan trabajo a 310 empleados. Pero las cifras no cuadran. Unos 900.000 euros no entran a la caja desde hace tres años, cuando el solar de Yanguas y Miranda pasó a ser estación de autobuses. De rebote, las barracas se fueron al Runa. En 302 años la Misericordia las habrá pasado mucho peores. Pero ahora aprieta, aunque no ahoga. Cada año hay que compensar unos 3 millones de euros, buena parte gracias a los ingresos la plaza de Toros, esa que en 1920 nadie quiso edificar. Un hotel y unas oficinas en el antiguo campo de fútbol podrían "mover" el asunto. Lo dicho. Los Sanfermines no serían lo mismo sin la Casa de Misericordia. Pamplona tampoco.
Hola Ignacio, buen post. Hablar bien de algo en el toro es casi sinónimo de valentía.
ResponderEliminarIndudablemente si la Feria taurina de Pamplona la organizase el Ayuntamiento, hace mucho tiempo que hubiese abandonado la fórmula de gestión directa.
La plaza se hubieses subastado en favor del empresario de turno.
Con semejante bombón de aforo completo, si es que lo hubiese seguido siendo en manos de otros, las adjudicaciones se guiarian por los métodos a los que nos tiene acostumbrados, sin ir mas lejos, la Comunidad de Madrid para "Las Ventas": navieros, especuladores, ladrilleros y algún que otro bandolero compartiendo negocio con el taurino de turno.
Pues bien, desde que Internet permite a muchos pamploneses poner a caldo desde el anonimato todo lo que aparece en las noticias, de la Meca se escriben barbaridades gordas e injustas.
Que siga muchos , pero que muchos años, la gestión taurina en manos de esta gente. Mas allá de la discusión de los carteles de turno tendremos asegurada una redistribución equitativa de la plusvalía que genera le feria: los beneficios para la casa y sus asilados, y el parné gordo para ganaderos y matadores que se dejen la piel en el ruedo. En otros sitios de igual aforo y mayor solera, les pagan los gastos y poco más.
En ocasiones, una institución de trecientos años puede representar algo mas moderno y mas equitativo que el "Tú eliges, Tú decides".
El sólo nombre de la Casa ya le da un algo especial a la institución, pero ¿por qué siempre a la Misericordia y sus gentes siempre se les ha tratado con ese halo de venerabilidad? oh, la santa Casa de Misericordia de Pamplona. Para los que somos pero no somos de aquí (la sangre hondarribitarra corre por nuestras venas Muriglio) es una pregunta que siempre nos hemos hecho y nadie nos ha respondido.
ResponderEliminarGracias Mariano, totalmente de acuerdo también con tu comentario, un acierto. Lo suscribo al 100%.
ResponderEliminarLuis, eso es parte del encanto también....
Y ahora qué... Muy bonito todo pero habrá que aportar soluciones. No nos importa subvencionar sociedades gastronómicas dinámicas y sí que la Meca se lleve el canon barraquil.
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