La tarde del 12 de julio de 2008 la recordarán muchos aficionados en Pamplona. Llovía desde horas antes de las 18 horas, cuando los toreros pisaron el piso del ruedo para comprobar si la corrida podía celebrarse. "Sí se puede! ¡Sí se puede!", se gritaba desde distintas partes del tendido. En el exterior de la plaza los puestos de pañuelos se forraban a 3 euros el poncho de plástico. Casi 10.000 personas no estan a cubierto en la plaza, Posiblemente la reventa las pasó canutas en un sábado de San Fermín y ni siquiera regalando había gente que cogía entradas antes del festejo. Los toreros se decidieron y ni empresa ni autoridad pusieron reparo alguno. Tampoco el público, que aplaudió el valor de la terna. Salieron al ruedo, evitando los charcos. Los alguacilillos dieron sus vueltas con la cautela necesaria para evitar una caída. Todo preparado. Lo siguiente, rozó la épica. Entre el diluvio, Salvador Cortés y Joselillo demostraron que pasados por agua también puede haber espectáculo. Que de eso se trata. Y hubo de todo. Oreja, oreja escamoteada, casi puerta grande y bochorno. Pitos, bronca y ovación. Fue una tarde para el recuerdo. Y la mejor corrida de Dolores Aguirre en tiempos. Y mientras, Joselillo se hizo un nombre en Pamplona, a pesar de sufrir el escarnio de escuchar los tres avisos sin terminar su trabajo. "¡Toro quédate, toro quédate!".
Artista!!! ¡qué extraño se hace escuchar la voz propia con las imágenes de la faena!
ResponderEliminarMenudo torico, el de la Sra. de Liperphide!